La expresión vivir o estar en las nubes es un decir típico cuando se habla de alguien distraído. Sin embargo, en esta ocasión nos referimos al significado tecnológico que le hemos dado a esta frase más recientemente, al depositar y guardar información digital, como imágenes, documentos y aplicaciones o software ¿en dónde? ¿en “la nube”?, con el fin de evitar utilizar la memoria limitada de nuestro equipo electrónico.
Por ejemplo, debido al gran éxito de los teléfonos inteligentes o smartphones, existe ahora una infinita cantidad de aplicaciones para realizar todo tipo de acciones, las cuales utilizan gran parte la memoria del teléfono. Asimismo, la calidad de las imágenes que capturamos con los smartphones mejora con cada nueva versión de iPhone o Android, lo cual significa que también ocupan cada vez más y más memoria.
Actualmente “la nube” nos permite acceder a o bajar inmediatamente cualquier información almacenada, siempre y cuando tengamos una conexión a internet, de la cual todos dependemos cada vez más; en otras palabras, muchas personas vivimos “en la nube”.
Pero, ¿a dónde se va la información almacenada cuando la subimos a la nube? Existen distintas “nubes”, que son centros especializados de almacenamiento de datos, en donde la información digital es almacenada con el fin de garantizar su seguridad. Las “nubes” de grandes compañías, como Amazon, Apple o Microsoft, están distribuidas de manera estratégica en diferentes ciudades y regiones del mundo, para garantizar el respaldo de los datos en caso de algún accidente natural (como un incendio o inundación, por ejemplo). Además, también se encargan de maximizar la seguridad para evitar cualquier tipo de filtración de datos derivada de un ciberataque o un hackeo.
Así que, la próxima vez que subas a o bajes datos de “la nube”, piensa que tus datos pueden estar almacenados ¡en el lado opuesto del planeta!