Tuvimos el honor de entrevistar a Gabriela Durazo, directora general de Omnilingua, quien ha sido intérprete de conferencias y traductora durante más de 30 años. No dejes de leer esta serie de artículos en los cuales Gabriela nos platica acerca de cómo descubrió su vocación de intérprete, la evolución de la interpretación simultánea a través de los años, cómo la tecnología ha cambiado su profesión, así como del futuro de las conferencias y eventos multilingües.
¿Cómo decidiste comenzar una profesión en interpretación y traducción?
Mi fascinación por la interpretación y traducción surgió a partir de mi madre, Mariluz Durazo, quien me introdujo a esta profesión. Sin embargo, no fue un camino directo ni sencillo. Estudié la licenciatura en Sociología y después de haber cursado la maestría en urbanismo en La Sorbone (París, Francia), fueron casi 13 años trabajando en el sector público, en el área de desarrollo urbano, antes de comenzar y descubrir mi vocación por la interpretación.
Durante mis años como socióloga, yo era de las pocas personas que hablaban inglés en donde trabajaba, y regularmente me pedían que hiciera interpretación tipo fraseo (o interpretación informal) cuando teníamos visitas internacionales; también realizaba trabajos de traducción escrita. Poco a poco comencé a realizar más traducciones escritas para clientes externos de mi mamá, con la asistencia de ella, quien siempre me enfatizaba la importancia de la calidad y perfección de una traducción. Sin embargo, durante ese tiempo nunca pensé que se convertiría en mi trabajo de tiempo completo y en mi pasión.
Poco tiempo después de comenzar a realizar traducción escrita acepté mi primer trabajo en cabina, como intérprete de conferencias. Al terminar mi primera experiencia me sentí realizada, especialmente por servir como un puente de comunicación esencial entre personas que no hablaban el mismo idioma. Además, me di cuenta de que la interpretación simultánea es un gran ejercicio mental, que requiere de mucho estudio y práctica frecuente; es un desafío diario.
¿En qué momento te diste cuenta de que la interpretación era tu vocación?
A principios de los años 90 comencé a trabajar de tiempo completo en Televisa Noticias como intérprete y traductora. Esta oportunidad me ayudó a foguearme como intérprete de los temas más diversos; fue la mejor escuela de interpretación a la que pude haber asistido. Decidí hacerlo porque sabía que contaba con el apoyo incondicional de la mejor mentora que pude haber tenido: mi madre y fundadora de Omnilingua, Mariluz Durazo. Allí aprendí a improvisar, a resolver problemas inmediatos y a interpretar ideas complejas acerca de cientos de temas distintos, desde la Guerra del Golfo y temas judiciales, hasta el Super Tazón. Me di cuenta de que la interpretación va mucho más allá de hablar dos o más idiomas, se trata de comunicar de manera precisa y efectiva, y es una profesión extremadamente satisfactoria. No volteé hacia atrás ni un día más, ya que me di cuenta de que la interpretación era mi vocación, sin comparación alguna con mi profesión anterior.